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de la primera : de la cual habría . ido, p r
t
n o, m
~s
bien un dialecto. Lo cual
orroboTa
n
hace el mi smo autor, de la
B i to-ria de
lci
Go n¡; anfcr,
d l
P adre Lozano, donde se
1i
e que o o lo na ura le d l
Valle de Calcbaqní «hablaban un mi mo idioma
I
aka,,
extrañamente difícil por ser muy ·ut nral, que ap nas le
percibe quien no le mamó con 1a leche, aunque
1
s
d ia–
gwitas
y
Yaoanipis
le usaban
niás cor ritpto)
pero igualm n te
imperceptible» (CABRERA,
op.
o·t.,
págs. 436-437).
De la información de referencia resulta ignalmen e,
que en la misma jurisdicción de la Rioja, se ablaha tam–
bién, junto al idioma dicho
oaca-cUag iita,
«otro de la
propia estiTpe, un codialecto, más bien, pero presen–
tado bajo el nombre de lengua
oapciyana
»
(op. ait.,
pág.
438). Esta lengua serí_a la de los
oapayanes)
asentados en
Capciyán,
un lugar de la provincia de mención.
(22) Pero resulta que este nombre, según Max Uhle (ci–
tado por LEVILLIER,
op.,
pág. 51), sería de origen
aymará:
'derivado de
hang_'o,
blanco'. Y puede ser, porque esta
voz, que otros escriben
janlcoo
(por ser, sin duda, su
h
inicial aspirada) parece entrar también en
Aoonoagila)
y
sería por la nieve de una
y
otra montaña. Además, en
el caso de
Anoonquija)
dicho elemento aymará se hallaría
casi puro (menos hoy en que decimos
Aoonquija).
(23) Roberto Levillier ha estudiado con mucha deten–
dón
(op ·.,
cap.
I)
la
ciiltura
de los diaguitas
y
la influen–
cia ejercida sobre ella por otras civilizaciones del norte.
Hace notar, con tal motivo, el error de haberse conside–
rado como única cultura prehistórica de verdad, encon–
trada en el Perú, la
incaica.
Porque las investigaciones