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ordenó también que se pagase a éstos carh ábndo
un salario consist ente en una 'vara y medi a de
li
11 -
zo ', o sean
6
r eales, con lo q
ne
podr ían ve t irse.
12.
Industrins.
-
Junt o a la ciudad había
obrajes
y telares donde se hacían paños, frazadas, sobreca–
mas, saya'ies, bayetas, sombreros, cordoban es
y
sue-
.,
las; paños de corte, reposteros
y
alfombra s ; vestidos
de indios, lienzos y telillas, etc. En estas industrias
se utilizaba la materia prima obtenida en
el
mismo
lugar, como lana y algodón, por ejemplo,
y
las subs–
tancias
de
teñir, que ya nombramos.
13.
JJ1.olinos
-.
Cuan~o
entró · Velasco, no había
sino unos molinillos a .mano o morteros ' en que los
pobres naturales molían a fuerza de brazos lo que
ellos
y
sus amos avían de comer con excesivo tra–
bajo' - dice él. - Un extranjero que llegó a San–
tiago comprometióse a hacer un buen molino, como
los que había ' en los ríos grandes de Alemaña' pero
desgraciadamente, apenas tuvo tiempo de elegir el
lugar para hacerlo, cuando le dieron 'unas calentu–
ras que dentro de ocho días se
lo
llevaron a la otra
vida', según cuenta el Padre Lizárraga
(op.,
l.ib.II,
cap. LXY).
El gobernador Velasco mandó que se hicieran al –
gunaR
atahonas
sencillas, de las que en Sant iago
llegó a haber entonces unos dos o tres. Sus dueños,
sin embargo; molían especialmente para el eonsumo
de su propia casa. Los vecinos que llevaban su trigo