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ajos, cebollas y otras ' l
~;um
re y hort· liza
' Cerca de
~ as
m sas ', por fin
veía.sein obraj e
(<1
n–
de se t ej ía y curtía) y 'dos molino-
le
a,o·na ' ...
5.
E l
?''Ío .
-
'Pásal e por un
le
do el rí de 1 n e-
brada ', escribía en esa
épo~a
Antonio l e Herrera.
Pero.dicho río no era el que hoy llamamos a í, Rino
el de la Quebrada del Por tugues o Tej ar.
A c1 emr s,
no pasaba
niuy
'por un lado ' de la ciu
lnid ,
ino a
distancia de una legua
de
ella. Sólo un siglo ie -
pnéB vino, por obstrucción, el cambio de su lecho,
hasta ir a lamer las casas de la
pobl~ción
... Y és te
es el que hoy llamamos río del P-ueblo Viejo.
6.
Temple.
-
El
temple
o clima de San Miguel era
'el mejor que de los otrqs Pueblos de la Goberna–
ción', al decir de Antonio de Herrera. Sotelo
N
ar–
váez cuenta que era 'de buen temple
y
apacible
recreación '.
~Pueblo
más fresco', lo llama fray Re–
ginaldo de Lizárraga, aunque no lo visitó. ·Por últi–
mo, mucho tiémpo después, decía el Gobernador
Mercado y Villacorta, 'que solo por te4er
el
inbier–
no de esta ciudad se podía venir de partes muy
remotas a ella' (Quiroga,
op. ·
IV, pág.
366).
7.
lndustr ic'1
y
Comercio.
-
En los molinos referi–
dos se molía el trigo de la localidad,
y
se hacía la
harina de qne se abastecía el pueblo. Se beneficiaba
~l
algodón que había,
y
del lino, que abundaba, se
sacaba 'buen lienzo'. En el
obraje
citado se hacían