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que acabam de revelar como ina on t -

lación muy llamativa, pero e to e probable en a lto grad .

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la be"'tia que amenaza con l evorar a m nudo

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la luna

a

vec al

l

1

e un felino que mora en el cielo. · Qu_' otro puede ser que aquel que a

conocemo corno repre entante . ideral de u e pecie o sea el

chii'quichi1

-

chay .4

Opinamo que la identidad de ' l con el tigre cansan te de los e lip–

se.

es lógica .

Delineado así el tema daremo

~n

conjunto de todas las idea que lo "

antiguos peruanos se formaron respecto al bizarro fenómeno cósmico,

debiendo corresponder la variante "

a

diferentes zonas mitológica .

Los eclipses, en el antiguo Perú, fueron interpretados de cuatro ma–

neras distintas, a saber :

Según la primera (que parece la má antigua), el astro es atacado por

un mon truo, «león o serpiente»;

Según la segunda, el astro se enferma (ec1ipse parcial) o muere (total);

Según la tercera (limitada al sol), el astro e

t.á

enojado;

Según la cnarta

1

la mujer Luna está cohabitando con el Sol.

Limitada esta parte al estudio del altar mayor estarnos obligado

a

reservar este interesante capítulo, como torra la documentación biblio–

gráfica para más adelante. Ext ractamo solamente dos párrafos refe–

rentes a

la

interpretación primera :

«Decían, cuando eclipsaba [la luna], q

ne

un león o serpiente la

em–

bestía para despedazarla; y por esto, cuando comenzaba

a

eclipsarse,

daban grandes

~oces

y

gritos y azotaban los perros para que las diesen

y

aullasen. Poníanse los varones a punto de guerra, tañendo sus boci–

nas, tocando a tambores, y dando grandes a laridos, tiraban flechas

y

va–

ras haeia la luna, y hacían grande ademanes con las lanzas, como si

hubiesen de herir al león y sierpe; porque decía.u que desta manera los

asombraban y ponían espanto para que no despedazasen la luna» (Oo–

bo, p. 328) .

También Montesinos, aunqne en forma algo confusa (ed. J\1adrirl

p. 48), cita estas do fieras, enviadas una vez por Illatici para destruir

la luna, pues las iclentifica con dos cometas que aparecían en aquella

época; es evidente que ha copiado a Oobo o la misma fuente que éste.

Estos dos cronistas on los único que hablan de un felino como cau–

sante de lo eclipses.

t

Lo ec1ipses lunares son mucho más frecueutes que los solares.