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77 -

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l 1

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oro » era dne-o del

T

niz . T· mlJi ".n parece que

a,

él fu ran tribuí o

1

lip

de ol

~

L ina qu amenazara con devorar.

raz n

e

I

li an en grado sufi iente que la con ' tele ión

d~l

«Felino d oro» haya t nido u ubicación en el altar mayor

el

1

templ

,' 1

r. o abemo en u foema · a juzo·ar del dibujo de ·Pachacuti, en

forma d in animal pintado en la pare

1,

tal

rez

con cuatro trellas por

d Iant qne correspon<len a la con-vtela ión y repr "enta.n los

1

a.yo~

.,

emi–

ti

1

cua.l clli pa por los ojo fulminantes del felino

1

rn nt a la gran

i.

la ue ho , con mu, poco gusto e llama« Victoria». Ahora bi n:

1

o

El

Felis onza

L., iempre ha sido escaso en e a regio ue del Sud; 2°

Nahiiel

H1ia–

p ·i,

com

Tití

Caca,

originaria.mente eran nombres de la i Ja má grande de los res–

p cti vos l egos; 3° Iabía antiguamente, sin duda, también correlaciones reÍigiosas (no

s lar

11

e política , que bi n conocemo ) ntre los indígenas del Perú y los Arauca–

nos de la Cordillera, así qne el lago Nahuel Huapi representaba para los autóctonos

<l

sus alredeclore lo mi mo que el Tití Caca para lo, a,boríg ne de Perú y Bolivia,

.e

d cir, el ntro de su civilización y poder relio-io o, claro que en proporción más

r ducida,. (Lo indio no pon n a,cento a la última Haba de la voz

Hi'1api;

e to es

costumbre bona rense difundida ahora en toclo el país y lebicla a Ja influencia del

idioma guaraní).

Reuniendo todos e os onsiderando , cabe 'uponer que también el nombre

Nahuel

Huapi

no

el

riva d l animal mi mo, sino de u imagen sideral, que ha de ser la mi -

ma que lel

Chiiquichinchay

o

TiU,

e clecir, nue tro E corpión on alguna otra

tr lla que

el

jau dibujada, en el cielo no turno la radiante :figura de un gran felino

u actitud de altar.

~

.

1

En . u fantá tica interpretación ele la lámina de Pa hacuti, tan lmry Hagar llega

a ver en el dibujo de la «nube» y del «puma» un conjunto (p.

275) :

« The :figur

repres nt both a c1oud with rain fa1ling from it [los cuatro rayos que alen

el

la

.cabeza d

1

«puma))] andan ar of rnaize [ 1 dibujo de la nube!], a cloubl . ymboli m

in hich the ancient Peruvian, d ligh d. Th r can

~e

no doubt a to the iden ily

.of thi

~ts

ri 'm. A the tar of rain [e decir, la

trellas que marcan los cuatro

ojo del tigr míti o] it i th Pl iades hich. in Peruvian m thology aunounced h

.comino· of the

el

lug or rainy a on; it i they th are b songht to end r ai u fo:r

th crop. A tbe tar of th harv st it i the same group which watches over [inter–

I r ación exacta qne coincide con la del doctor Ochoa

!]

an l protects the crop, and

~H

v n ai l to have created them. » (Hagar no ha vi to la correlación con el gru–

po i l ral

<l

1 otro la lo corre pondi n al « verano »,

r

ue, tomt . te por la con te-

1:-

ción del apricormio

!,

ver p.

281).

Par

q u René Ba et

(Le ,météores,

LXX, en.

R e

iw

des trnditions populaires,

~VIII

p. 2..,3 Parí , 1903) uo ha bi n omprendido la idea de Ha,gar pue ref -

ri ncl

al

i

ado párrafo e cribe : « ur un carte pérnvj un , le

Pl

iade , portent

le nom d « nuao- cl'hiver » et n Qn chna, e luí de « r olt ». La figure r pré u–

:te le , plui

t

mbant et un épi ele ma1

».

12