1-!2
Parece que para nues ro
Uro whillay)
también baya ido u ada. aun–
que poca vece , -la de..: ignación
Ohoq1ieohillay)
quiere lecir,
«
la llama
de oro» o
«la
llama príncipe»; por lo meno leemo. en Holguín (p. 98)
«
ohhoqqiie ohinohay)
una estrella que parece al carnero». Como rá
explicado má adelante, hay una confusión en este párrafo (ver p. 159).
~o
e de suponer que Holguín haya alterado el texto e pañol; debe ha–
ber confundido lo términos quich-i:as, así que debe leerse:
«
ohhoqq'Ue
al
illay,
una estrella que parece al carnero». Mossi (I, nº 90), al copiar
a Holguín y escribir:
«
chhoqque ohinohay
vel
llarna)
una estrella que
parece al carnero» aumenta la confusión, pues reemplaza artificialmente
el término
chillay
con el moderno
(llania))
creando así la designación
ohhoqqiie llcwia
que nunca
de.behaber existido (Tscbudi, en la p. 355
de su vocabulario, copia esta creación mossiana).
§
9.
Grupos latercile (Z:JCLres) niírnero 5
§
9
a. Sección
1
izqiiierda : El rciyo
Ubica lo en el borde externo ele la pared. En el costado izquierdo
Yan dibujadas dos líneas más o menos paralelas que representan un zig
338)
R. A.,
pp. 142-143) ;
cliillay,
esta vez significa simplemente: emi ión
(chij
del
resplandor a tral
(illay),
y
ele ninguna manera : celoso, potente ;
lccat'li
(voz quichua
que dice : mercado de carne), tiene para une tro americanista la acepción de : cor–
dero, puesto que« la carne del mercado, era sólo la de oveja
y
de cordero» ; de tal
manera, López con. idera la con telacióu escrita
catnchillay
por Acosta, no como
el
femenino del famo o trío, ino como la cría, como el cordero,
y
e te cordero no es
otro que el repre entante lanar de lo animales zodiacale ', el
Aries
!
Re pecto a la tercera constelación, escrita por Aco ta
(y
por los demas cronistas,
como la primera
1iroiwhi llay,
lo que debe leerse:
iiñachil7ay
1
es decir, el cordero de
la e pecie
chillay),
López se ha dado cuenta que
«
no debe confundirse ésta con
la otra»
(S . A.,
p. 342,
R. A .
1
p,,
148) ; « i una con telación
Urcii-Chillay
era el
rnacho
o el
caniero
1
el
mismo nombre no podía clesiguar a la
oveja;
porque
Urlcii
eu quichua quiere decir
rnacho
y
jamá
henibra
».
En
vez de pensar, cnál habrá ido
l a constelación
he?nbra
1
mencionada por Aco ta, López no le sigue la pi ta, y arre–
gla la palabra, e crita lrnr Aco ta, erróneamente,
iircuchillay,
y
que debe leerse
itñachillay,
en :
Urklcn K '
killay
lo que traduce con : «
la,
montaña inamovible »
o «la montaña, de
hien·o
»
!!
(S.
A.,
pp. 343, 342;
R. A .,
p. 148).
~l
colmo
ele esta
niontafia de
fierro,
empero, e su identificación con nuestro
Si1·fo
1
«e ntro del e pacio
y
piedra fundamental de los cielos» ;
y
es justamente el
Sirio
porque, para López,
Sirio
es la misma voz que
Tyra
como se lee en la edición france a de Acosta en vez
de:
Lyra.
Urteaga, en nota 1 ad Polo p. 4, ha observado bien la confu ión enorme del se–
ñor Lór ez al cual signe, de graciadamente, en la demás «interpretaciones», pues
dice de la famosa «montaña ele hierro», que es interpr t, ción
«
IDUJ'
violenta.
i
se
tiene en consideración que el fierro no era conocido por los infüos.
»