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r latan obre nuestra materia ; pero de t odo m do , para liquidar l
a nnto, d ben reproducir e los re pect ivos párrafo ;
erá t ambi én
q ne e
ba~ an
o son copia del rel a to vall o o de Cobo:
«Después
d~l
Viracoch a y del Sol , la tercera
hucwa
y d má venera–
ción era el tru eno a l cual llamaban por t r es nombre
Qhit,qit,i ·zza,) Oa–
til'illa,) lntuillct,pc")
:fingiendo que es un hombre que
tá
en el cielo con
una honda
y
una porr a
y
que est á en u mano el llover y granizar
y tronar y todo lo demás que pertenece a l a región del aire donde e
hacen los ñublados . Esta
~R
huaca
general a todos lo indios,
y
ofré–
cenle diversos sacrificios y en el Cuzco se l e sacrificaban t ambi én niño
como al Sol. Cuando alguna mujer pare en el campo en día que truena,
dicen que la criatura que nace, e hijo del Trueno
y
que se ha de dedicar
para su servicio... » (Polo de Ondegardo,
p~.
6-7).
« Si paren dos de un vientre, dicen que el uno de ellos es hijo del
rayo, que ellos el día de hoy llaman (Sanctiago
))
ofreciéndolos al trneno
»
(i bideni )
p. 198).
« Los Incas, señores del Perú,
despue~
del Viracocha
y
del Sol, la t er–
cera guaca o adoratorio
y
demás veneracion, ponian al Trueno al cua}
llamaban por tres nombres :
Ohuqit,illa, Oatui lla
e
lntii llctpa)
fin gienrlo
que es un hombre que está en el cielo con una. honda
y
una porra,
y
qu e
está en su mano el llover , granizar, tronar y todo lo demás que p er tenece
a la región del a ire donde se hacen Jo nublado . Est a era
git, aoa
(que ai.: í
ll aman a sus adorator io ) general a todos los indio del Perú, y ofrecíanle
diverso sacrificios ,
y
en el Cuzco, que era la corte
y
metrópoli, se le sa–
crificaban tambien niño como al Sol» (Acosta, II, p.
11).
El padre de la Cala.ncha (p.
370-371),
también cuenta que los indios
llamaban al Trueno por los tres nombres
Ohuqiiilla) Oat1,¿Üla
e
Intiillapa,,
« fingiendo que es un hombre que está en el cielo GOn una honda que al
sacudir la da el estallido
y
trueno,
y
tiene una maza o porra;
y
que está
en su mano el llover, granizar
y
tronar
y
todo lo demás que pertenece a
la región dél aire donde se hacen los nublados. Este es ídolo
y
gúaca ge–
neral a todos los indios, y ofrécenle muchos y diversos sacr1ficios, y en
el Cuzco se le acrificaban niños como al Sol. Cuando alguna muj er pare
en el campo en dia que truena, dicen que la criatura qu e nace, es hijo
.1
del Trueno
y
que se ha de dedicar para su servicio».
l\tlartín de Morna ex tracta a Cobo cuando escribe (p. 234) : « Despue
deste Viracocha
y
del Sol, la tercera huaca y_rle má veneración era el
t rueno, al cual llamaban por tres nombres,
chibqiiiylla) oatu,ylla
y
i nti ylla –
pa)
fingiendo ser un hombre que está en el cielo con una honda y una
porra y que está. en su mano el llover y granizar y tronar y todo lo de–
más que perten°ce
a.
la región del aire, donde se hacen los nubla.dos.»
.M:1guel Cavello Balboa se limita a referir lo siguiente (pp. 57-58): «Le
Soleil était le plus pui ssant de tous les etres... Le second rang fut accor-