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EXPLORAClON E INCIUENTRS DE
VI
AJE
esta roca no era muy rliferunte del1le
In
r!Pscrita del valle de
Yucay;
y
que aquí como aiJí·se haeía.n lirHlciones de chicha.
que los sedientos sncPrdotes recog·ían muy de prisa de los
diversos receptác 1lo:-:. en. tanto que los oferentes creínn de–
votamente que ef'll, s0rbida por el espírit.n que habitaha en
las rocas. Que algún sacerdote moraba aquí ocasiona.lmen–
te es rasi evidente, pnes, puede verse un nicho profunda men–
te excavado en la. ror.a, !:'Uficirnte para la entrada de un
hombre, en la. c::tra. opuesta a las escaleras. La loza de pie–
dra con que se cerTaba el nicho, cuando era uecel:!ario, se en–
cuentt·a hoy delante. Quedan aun señales de un antiguo
edificio de piedra que rodeaba la roca y se encuentran en la
vecindad gTan número de ellas en que se labraron enormes
asientos. Vemos que los saeerdotes Incas er·an' antes casi
tan hábiles y taimados como RUS colegas m9.s refinados de
allende loR marPs
y
que el gran ne,Q:ocio de explotar la igno–
rancia
y
credulidad de los humanos ha sido floreciente en
todo ti€:mpo, en todos los climas y que no es peculiar a nin–
g·una
é
oca o pueblo.
A eso de
11
¡,
illa al Norte de Abancay hay una roca
calcárea rod ad1 cq un muro de piedra hasta la altura de
Yeintici
co
pies s bre los andenes. Se lll'tma la fort.alpza
inraira pero o es en ealidad sino un Intihnatana. Por el
lado Noroest e hay una subida de fiácil g-t·aJiente y de enri–
ma se ve mny bien el valle en · todas direcciones,
ha.y
tam–
bién allí restos de un pequeño edificio, de unos cincuenta
pies por lado, en la parte más alt.a
(1)
De Abanca;r el camino desciende rápidAmente, pasando
por haciendas caiíave•·ales, al t•ío Pachachaca. que ct·nza–
mos por un hermoso puente de piedra, de un solo arco. qne
lle,·a la fecha 1564-. Junto a él hay rE>stos de un antigll()
puente colgante, probablemAnte dP orig-Pn incAico. Tarda–
mos un día en Andahnaylas pu1· la l'encilla raz(m de que no
teníamos mulas expeditas para proseguit· nuestro camino.
Auuque con dificultad nos fueron ofl'ecidos los Ruimales in–
dispensables para el día sig·nieute, domingo.
Por la noche
fuímos hospedados donde t?l subprefecto.
Aunque llovió en la mañana, emprendimos la marrha
en cuanto él no¡.; proporcinuó las mulas, pues ha
bía.mo~perdido mucho tiempo,
y
no podíamos detenArnos en ade–
lante. KotAmos en el camino la amarill::t flor del Inca..
Pasamos por el pueblo de Talavera, y, Ri la fisonomía no
[1) Parece que el o\i.ljel.o prinC'ipal de es tos puestos dominante. err
la transmisión ele ef'íales ígneas o sea la telegrafía óptica.-N. del
'l, .