EN LA TIERR /, DE LOS INCAS
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De Curahuasi el camino contin ña ascendiendo, hasta
que tres leguas más adelante pasa por el pnnto más alto a
partir del Cuzco. Desde allí comenzamos a bajar hacia la
pequeña pero indnstriosa ciudad de Abancay, donde llega–
mos, en el momento mismo en que comenzaba una fuerte
lluvia que duró toda la noche.
En el punto elevado y aislado llamado Concacha. cerca
de Ahancny, se e11cueutra unfl, de las rocas esculpidas más
notables del Perú. Es de piedra calcárea de cerca de
Yeinte pie¡.; de largo. catorce de ancho y doce de altura.
La parte superior está labrada en forma parecida a una se–
rie de asientos a los que se llega por anchos escalones, a cu–
yo eoF:tado hay una pequeña escalinata, quA n.o parece des–
tinada a la ascensión, puesto que este objeto se consigue
muy bien con los grandes eRca lonPs.
La superfi<·ie snpet·ior dA
la
extremidad sur o menos
volumino:,;a de la roeR es una• .., cnantas pulgadas más alta
que el nivel gent'ral de su cima y cont.iene eiert,o número de
concavidades redc¡>ndas en forma de eJO;cndilla, cuyos diáme–
tros varían de cuatr·o , óne,·e pulgadas
y
sus pt·ofundida–
des de tres a seis. De! la
líll.ásp>róxima al borde sale u11 pe–
queño canaliJlue se ramifica en el costacrlo de la roca
y
en–
tra en
cuat.rore ept-ácu los XC<).vados en la misma, a mane–
ra de bolsilloR. d . os cua.les los tios rnavores uP!len conte·
11er medio g·alún cada uno . El up;na v.;'rtilia en la, concavi–
dad supet·ior· correría hacia
e~tos
raros receptáculos late–
ralt>s. En vista de la dPs.:ripirión
y
de un dibujo de esta
roca , no vacila M.
De~jardius
en relacionarla con los Racri–
ficios humanos
y
cree que por la manera c6mo la. E:an¡2:re de
las víctimas,
~e
derramaba hacia uno
11
otro de
lo~
receptá–
culos superiores o lateraleK; adivinaban los sacerdotes. PrA–
snme enteramente --in embargo el hecho de los sacrificios
humanos, cn;ra existencia en el .Perú no ha sido comproba–
da todada
(1). Yo
me inclino más a crer que el objeto de
(1)
Casi siempr e es de admirar el eriticismo del autor. Como un
ejemplo eontrastante puede 1·erse en la página
3(lG
del National Geo–
g- raphi c Magazine, abril
1~~:3,_
la curiosa
in~:erprt>ta.ción
que Mr. Bin–
~·ham
bace de los
" ¡Jet1·ogl1jos'
de
~l aranmyoc
(Ltmatq,mbo Cuzco- .
ljerú). Dice : nes po ibl e que represen te la historia de uh raid cte los
indígenas de las selvas del Amazonas hacia el
cora7.óndel país de los
Incas". No obstante, la simpl e ins pección de la fotog rafía de la mi s–
ma página, tvmada con mucho trabajo Regún su leyenda, no repre–
senta otra cosa que una
ig:t~sia
aldea 11a con un a · cruz. sobre la puerta
eentral
y
dos torre late ral e
y
otras figura s por e l esWo esc;trba.–
jeadas, seguramente, por alg·ún pastorc ilh oeioso. Para verl o no hay
más que hacer g irar la fotogra fía unos -l5<i hada la d erecha.-N. del
'1'.