144
EXPLORACION E INCIDENTES De VIAJE
----------------------
----------------------
breo a lto
y
e!"quelético. S us ext remid a des esta b
111
desnudas·
y
ll enas de cicat ri c·rs
y
sns cal.wllos, la rgos
y
en ma ra ñados,
cle~l"'olnr·ido~
po r· el sol
y
la intemperie. Deba jo de sn brazo
izquierdo llevaba nna co lE>cción rara de pa lo s, hn esos, peda–
zos <le soga y ot.ros d r.s pojos, y en la mn no de recha, nn bas–
tó n larg·o
y
nud oso . Con los ojos profnnuamente hundidos ,
parecía, en conjunto, un a de las brujas ele Macbeth
y
no era
po1· cierto un a visión agradable· para quién acababa. de
deRpertar. Not P. inmeu iatnmente que -era un loco , pero co–
mo los loco::s tienen -::ap l'i chos desag r·adn.h les no fué pocH mi
satisfacci6n ni vrr· qn e mi R I"'Ompafteros estaban también
despiertes
y
a mi lado. Si n embargo , n ue:-;tro visitante no
mostró violencia
y
solo comenzó a ha blar
rápil~a
e inco–
herentemente.
Por un momento creímos qne
~n
int e·1 ción er a comn –
llicnmoR
aJo·o
IH~e rca
de H. pero no pnclirnos ent end erl e
fl
b–
solnt.amente.
Pan"'C8 quE> H cumprr n fli(J qne éra mos extran–
jeroR, pu el'l rPpiti6 frectwnteme 11 te la
palab1·::~
' ·inglel-'es". Le
dimos los re . to, de
,nne~
ra cena
y
se ma)'(:h ó. Al <lía si–
guiente nos ce rc'oramoR de que era nn español, que E?n otro
tiempo estaba rrnpeñado en trabajos de minas en la Yecin–
da.d y que se ' 'oh·ió.loco hace algunos a ños a consecuencia
de la
mnert~de
su familia
y
de
desastre~;
en sus negocios.
La manana no nos najo nuev a alguna del artista. au–
~;ente.
En vano ascendimos laf') colinas de detrás del pueblo
.. para. ver
~:~i
desct1bríamos alguna silueta aproximándose por
' la dirección de dond e era esperado.
A las diez, después de
mucho t.rabajo logramos encontrar al síndico
y
despa,char
~arreos
indios al Huayn l':Lrimac, por donde H. se propuso
c ruzar el río , con
instruccione~
de reco rrer las orillas hasta
donde fuern. posible e
inda~ar
en todas las chozas del cami–
no . OtJ'O correo fuP em·iado a Bellavista, pa ra averiguar
si, fu strado su empeño , se habÍa regi'esado allí.
Era inútil para mi s a migos quedarse esperando en nues–
tra miserable
pO~?flda
y
se convino en que
conti~uaran
el
camino a las doce
y
me esperaran en Abanca y, distante
n11eve
legua~.
Pasé
el
día ausiosamente creciendq wis temo–
res hora por hura ,
y
cuando algpnos de los enviados volvie–
ron por la no&he !"in traer ninguna.potjcia del amigo P!'lrdi–
do, mi alarma fué grande. La nochf' ewla
peg ueñ~
y
su~ia
posta
fu é interminable y triste y mis penas no fueron de
ma nera alguna aliviadas por la cir:qppsta-ncia de que mi
"-irviento Igpacio había ap1·ovechado el día desocupa do pa:
ra
p~g~n¡e
qna
terrib~e
borrachera.
, , _