FEH?\A~JIO
CHAYES
J
o,·en. ele di stinguida familia. fue a matar sus ocios,
y
di-;tr<llerse una temporada en la hacienda de sus padres.
y.
¡cosa rara!. demos tró excepcionales aptitudes para las
·labores agrícolas
y
un deseo de trabajo intenso, descono–
c:dos entre los de su clase.
iüusculo o. alto
y
audaz. ninguna faena campestre ·¡e
fati gaba. ni hubo a ,·entura peligro a que no acometiera
con sonri ente desen fado .
Fiermoso
y
cautivador. insi–
nuante
y
genero~o .
sus conquistas amorosas se contaron
por
docena en los pueblos cercanos.
Creía él, en su juvenil
y
rozagante cinismo. qne no existía fortaleza femenina que
no se le franquea ra.
y
su an imalidad
pl ~na
y
voluptuosa,
pedía repetidas batalla ele amor.
Las \"Í ctima ·. claro est;'· . fueron las flores autóctona<;
de su · dom:nios. las ,-íro·ene · india ele su hac ienda . To ·
das ::aían ante su
in ~ lujo
de macho bello y por ese su he–
redado clobleg·amiento f;·ente al blanco imperioso:
y
a !os
¡1rimero ·
requ~ebro~ .
sentían. sin rechazar, en sus boc;;.s
angrientas. las caricias cos ¡uilleantes del bigotito rnbio
de Raúl.
Por eso, a
é
te
1 ~
!:amó la· atención
y
le ·exasperó la
¡·es:stencia c'e
la
Man ue la que se hada la sorda a sus chi–
ro!eos
y
que re pon clía con el im·ariable : ¡Qué está pes el
niñu! ¡Loco ero que haicho
!,
a sus
frecu ~ ntes
sol icitacio–
nes.
Beldad arisca. la .Manuela huía del joven
y
hasta
esqui,·aba sus miradas. y. alguna yez que se dejaba sor–
prender por el amo. re ·ponclía a su · preguntas con tan sel–
vático rubor.
con tan montañe a cligniclacl. qne Raúl, a
Jlesa r ele su bien probado .desparpajo. vacilaba
y
no se atre–
vía a acercarse a la india. que. conocedora de su debilidad,
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