PLATA Y BROXOE
Eusebio, el peluquero. con numerosos
pan·~,quianos,
hincaba el diente en el tema del día: los escándalos de la
maistra de escuela y la reprobación pública de esos des–
lices hecha por ''el pico ele oro" del de cogulla.
-Muy jüsto es lo que dice el señor curita-comentó
Eusebio. Si algo le pasa hoy a esa loquilla, bien mere–
cid«;> lo tiene. :Miren la pizpireta. Si les cuentó no me
han de creer. Lo que ha hecho .....
-Cuenta Eusebio-graznó un vieJO rechoncho y
rubicundo. un gamonal dueño de muchas cuadras y me–
tido en muchos negocios.
-Si no es de creer. Ha puesto, en el ct-tarto que da
las lecciones un retrato de ese zambo MontalYo pes, que
desque ha sido escritor y enemigo del gran Don Ga:rcía
:Moreno .....
Descubriéronse todos al oír el último nombre: sólo
Don Tihurcio. el negociante que viajaba con frecuencia a
la Capital. creyó de tono no exhibir su calva.
y
aún aña–
dió.
-No
diga eso. hombre. Don uan ·Myntah·o vale
tnucho.
-No ven-arguyó el
saca:muela~-Do.n
Tiburcio tam–
bién es liberal. No me venga a mí con esas. Esto será
bueno para las ciudades. Lo que es en Torrebaja no hay
cómo ...... .
Don Tiburció calló
y
se atusó el bigote sonriendo des-
pectivamente.
Los demás no salían ele su asombro.
-Eso ha hecho no: - resopló
m:
o.
-Como que no hubiera oído la irisa-con tinuó
d
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