FERXAXDO C'IlA
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sanchado la pupila acuática formando un charco en el que
espejeaba el agua purísima.
Ramoneando la hierba tierna de las orillas. un venado
se movía de un lado para otro. Con inquietudes
i
ócro–
nas izaba la cabeza vivaz
y
apuntaba
la~
flechas de sus mi–
radas a los bordes ele las lomas. Tranquilizado con la
inspección. tornaba a pacer para ojear de nuevo con igual
recelo.
Hermosa bestia de torso silgado, de color café rojizo
y remos ·elegantes y alargado . Sobre el testuz una ra–
mazón cobriza de cuernos le fingía un penacho.
Absorto en la contemplación de la estatua viva. Hugo
no piensa en disparar. InofensiYo y bello. el venado no•
debe ser sacrificado tan traicloramente a la glotonería de
los cazado,res. Pero. qué queréis? La belleza y la sucu–
lencia de la carne son perseguidas en todas partes. Fue–
ra pues, diYagaciones sentimentales
y
estéticas y di poner–
se al asesinato cobarde!
Pero no. Nada hace presumir que Antonio haya lle–
gado a su sitio. Y al irse, advirtió firmemente.
-f\o disparará. patrón. sin asegurar. Porque si no
da en el bla11co el venado se ha ele zafar. Procure Yerme
al otro lado de la cresta y cuando me Yea. dispare. Si su
mercé no acierta. veremos si ele mí se escapa. Tal vez ....
Ya estoy viejo. y suspiró el enérgico cholo. terror ele cone–
jos, venados y alimañas en la hacienda.
Rugo se desoja para encontrar al Antonio en la azotea
pajiza del frente, pero el Yiejo no comparece.
Al fin, es él, seguramente. ese bulto que se mueve allá
entre lo manchones jaldes de la paja. con ondulaciones
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