PLATA Y BROXCE
-Prenda en el mío. nmo-y le alargó el cigarrillo.
Hugo paró el caballo. Formó una cavidad protec–
tora con las manos y sólo así pudo
~ncendedo.
Las ma–
nos congeladas le servían imperfectamente. Su chalina
de seda no le abrigaba el cuello. En cambio. el mayor–
clc-:1w
l11etido en su kilométrica bufanda se reía del frío
y
fumaba regocijadamente un tercer cigarrillo ele los su–
yos. p0rque el fino del patrón se acabó en tres golpes se–
cos y no le !?ació. y más bien le produjo una fuerte carras–
pera en la garganta.
- Tomesé un trago. niño. Eso le sienta bien.
-Trae. En las bol sas ele
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montura debe haber
una botella de coñac.
Desmontó el cholo en un Jesús y hurgó en las bolsas.
Allí estaba la dichosa botella ..... La sacó y la destapó
instantáneamente.
~~~
naYaja 'entró en funciones. Sir–
Yió una copa rebosante al patrón.
- -Toma tú también.
--Gracias. niño.-y entre pecho
y
espalda se acomodó
un trago pantagruélico del excelente licor.
-Me canso ya. Antonio. ¿Cuándo llegaremos?
-Ya mismito patrón.
En una cun-a del camino. si así puede llamarse a una
huella que el tráfico frecuente resalta en la monotonía del
pajonal. asomaron dos indios presurosos. Aclmiróse
Hugo al Yer como esas in feli<:es gentes soportan el frío
glacial ele la alturas con us escasos ve ticlos en el tron–
co
y
desnudas las extremidades inferiores.
-Apuren patrone · . Yenado ca ya e tá en pogyo.
- :\nimo nii1o Hugo. E tamo ele suerte.