FERXA::-.."DO CHAYES
capar ele ese suelo pegajoso
y
difícil.
--¿Ya lleg-amo · , Antonio?
-Ya no
más.
patrón.
E te ''ya no más., duraba dos hora justas.
La nueve ele la mañana eran.
y
el cielo. como lavado,
se enjoyaba de ol. El páramo e espaciaba sin fin en el
horizonte uniforme.
Por
toda parte . eminencias de cur–
va femeninas ve tida · de paja. Piedras enormes cu–
biertas ele Iíquene verdinosos y blancos como pústulas.
Los silbo de lo mirlos
y
los solitarios ·e rezag-aron muy
abaj o. En la calma de la a ltura no e oía más voz que el
aliento onoroso de la rachas polares tamizánclose en la
paja hirsuta .
- ¡
Qué frío
!
-Otra· ocasiom•s
ha~e
má ·. niño. Poca
papacara
ha
caído. Ya le ha de calentar el sol.
-Si este sol no calienta.
En
vano brilla esplendoro–
so.
Es
un so l frío.
-Fume niño. o tomesé l'na copa. ¿Quiere tabaco ele
lo · míos?
-Si tengo. 1\ntes toma tú.
Sacó su petaca y la extendió al viejo que cogió un
"C:hesterfielcl".
coloreando.
H
ugo probó a encender su cigarrillo. Las .ráfagas
y los dedos arrecidos, a pe ar de los guantes. no le permi–
t·~e~('n.
-No puedo-gritó colérico.
-Coja de frente el viento. patrón.
El mayordomo ya de veclía grue as cohmma!:i ele
humo.