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Pf,ATA Y
BRO~CI•J
de lograr nada. Por aquí se ha de Ir acercando poco a
poco al filo.
·-Está bien. Y
clispa.rocuándo,?
-Cuando tenga buen tiro, niño.
-Buena puntería es la mía.
-Aquí engañan las distancias. Calculará bien.
La mula descendió a trancos largos por el lado dere–
cho opuesto al barranco. Se .;;omprenclía que el chagra
daría la vuelta por detrás de la loma para situarse frente
a la
parada
en que apostó a Hugo.
Formaba una masa redonda
y
roja el viejo apelotona–
do sobre la mula. Unicamente
el
fusil era una línea ver–
tical
y
delgada sobre esa esfera movible.
Hugo estiraba el cuello de su "raglán" impermeable
para calentarse. Encima se puso un poncho de lana.
Empuñó la carabina
y
se fue aproximando a la ceja del
peñasco con infinitas precauciones. Ya cerca, se arrastró
como un reptil en la paja a trueque ele mojarse.
-Ahajo no mas está, niñito.
Vis.
Venado lindo
es ....
Emocionado, dando cliente con cliente ele frío
y
de
exaltación cinegética, tocó el borde. Parapetóse detrás
...
le la mota ele tierra que le indicó Antonio. Desde allí
pudo e cudriilar a su sabor el fondo de •la brecha.
Era un Yallecito <?omprimiclo entre las dos lomas y
con salida al occidente. Cubierto de perenne verdura, la
hierba muelle
y
corta de los potreros reemplazaba en él
a la paja correosa
y
jara. De una oquedad central nacía
un hil0 de ag-ua. Lo venados iban a beberla
y
habían en-
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