lfER~.A,KDO CHAYE~
A la tarrle. después de huronear por los chaparros
en pos ele '!os
c on ~jos
y cobrar alguna piezas, vuelve a
la· hacienda contrito y calado de frío.
Mal humorado y arrepentido se presenta ya ele no–
che ante Raúl, que no está menos. y le dice:
-Ahí está el
~·enado.
pero no le he capturado yo sino
el Antonio. Una jornada desdoro ·a la de hoy .....
-Mala suerte tenemos. primo-le respondió Raúl.
*
* *
una
lomguita de ocho años. criada de la
111UJei'
del
·mayordomo avisó a la Manuela que el Venancio le espe–
raba en una vuelta del cammo.
Apesadumbrada y medrosa fue a Yerlo. Le recibió
el longo fnmcido y hostil.
-¿
Váis a quedar todavía ?-le soltó a quemarropa.
-Taita dijo que quede.
-Taita Gregorio dice que vengáis.
-Entonces ca hi dir.
E1·a la verdad. Temiendo que la longa adivinara su
plan y advirtiera a Raúl-pues que no era difícil que la
Manuela quisiese
al
amo-Gregorio mandó al Venancio a
que llamara a su hija.
El pobre longo, despedazado su cariño, ofendido en su
sentimiento dominador, obedeció por no descuidar un de–
talle que podía ser adverso a su propósito.
Cumplió la orden.
· Se retiraba ya sin ver a su antigua no\·ia. Esta se
plat~tó
estática. ·ei1 medio de la da, indiferente, como muer-