l'LATA Y BRONCE
ta. ?\o dijo nada. Entornó los párpados y se apretujó
las manos.
\" enancio qui o volver. abrazar a la incüa hermosa
y
huir con ella hacia la dicha .... E;;conderla en su choza
dei páramo pobre
y
desolada. pero plena de amor ....
1\o se atrevió. El rencor venció al afecto. Un reso–
plido de ··vendetta" aniquiló la llama del amor. Fugó do–
lorido
y
silencioso. Rechinando los dientes
y
maldicien–
do al patrón. al patrón que ob ·truía con sus luj11.1rias una
ruta feliz de amor
y
ele trabajo.
La inmolada permaneció inerte mucho tiempo. Sus
pupilas veladas "ieron al trasluz de las pestañas agobia–
das de lágrima · . la · ilueta del Venancio. de su novio que
se hundía en la . enda declinante detrás ele una bardas plo–
nuza .
. ún e ·cuchó la queja doliente del rondador que per–
laba de tristeza el aire diáfano. manejado por el indio que
lamentaba u tragedia junto a un
chilcal
del camino polvo–
rient
y
resignado que ondula iempre con la
1111
mas
cun·as. bajo el sol o bajo la lluYia .....
Hubiera e n·ido en seguimiento ele él. de no temer su
bru queda<.!
y
que le arrojara al
m
·tro su ignominia.
\' o!Yió a la hacienda. Su fachalina rec gió todo el
pesar conden ·ad en lloro.
En su cuartucho hizo un atadijo de su trapos. miró
por última vez la · ala artera
y
el O"abinete de leal. como
queriendo o-rabarlo - en ·u mente
y
fue al cuarto del P!L–
trón.
- Ñ
Raú,l-llaml> con
\ "O Z
entera.
-~Ianuela
. . . . . murmuró el niño.