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siempre adelante, te perdiste en la noche.
¿quién te protege, oh sol, sin luz
y
sin
fuego?
Fuí en su pos, sin descanso. Ascendía
siempre de una sierra a otra más al ta, has–
ta llegar a una inaccesible; en ella se de–
tuvo,
y
oí una gran voz:
"Willkan-Uta", Kay ("Esta es la Casa
del Sol")
APU AUSANKATI
Erar tres- hermanos pastores. Sus reba–
ños
de.
auchenias gigante
f3e alimentaban
e\n los al
Jtlas
t
ales frfgidQs.
En tie1npo
i
m morial, irru pier: n fe–
roces houda
ae _
uerreros. Los tres pas–
tores, pa a salvar us ganados, determi–
naron s-epararse; uno, Ukunkati, dirigió
sus rebaños
~acia
las
altísima~
breñas
de Rauraj1narka; otro, Kallankati, mar–
c'hó con su hato hacia las cabeceras del
bosque; el tercero, Ausankati, dirigióse al
valle sagrado del Kosko. Iba su tropilla de–
lante, y él en pos, hacía sonar su waraka.
Caminaba tan distraído que, al llegar a uno
de los Apuchijtas principales olvidó la o–
frenda debida. Los dioses se ofendieron,
y
en el instante el infeliz pastor quedó petri.J
ficado, sufriendo el suplicio de contemplar
el Kosko en la
in1
potencja de llegar a él,