-
24 -
habían ido a las manos, y todo hacía pen–
Allr
que estas rencillas, un día u otr<>-–
iban a tener un trágico epílogo.
No se recuerda bien qué causa hubo
inmediata para determinar a Pikol
y
Mu–
nai-senka
a
medir sus fuerzas en com–
bate singular.
A
la hora del encuentro,
hicieron kancha todos los aukis del valle
y aun los apus Pachatusan y ·Ausankati.
Los duelistas no emplearon ni el puño
ni
la porra sino la zigzagueante waraka. La
lucha
fu
encarnizada.
hoy mis
(]) puede v rse por los via–
GérÓnimo de So ..
s
egua
del O
z~
) , la
enor1n~
____ u-:e::"'o.. hace l\1unaisenka.
y
la honda
que menoscaba a
APU SALLKANTAI
Oh, padre Sallkantai, señor de los mon–
tañas , cumbre de las cumbres, hermano
del Sol,
tú
que desatas las tempestades y
mueves la honda del Rayo,
tú
que tienes
todos los ;pode.res so.beranos, oh pacf¡re
Sallkantai. favorécenos.
I
APU omnipotente, ante quien se pros-.
terna el mundo, veedor de las máximas al–
turas, que contemplas desde tu níveo si-