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asorochado, con bascas. Pero siempre a–
rriba.
Ronco estampido atruena los aires; si-
. guen otros ruidos cercanos, como de ro-·
dar de inoles graníticas, como si se des–
perdigara .la Montaña; son los aludes, los
temidos aludes. Ciegan los
relámpagos'
bajo la orquestación sublime de la
tem~
pestad.
Descienden los torrentes por el flanco
de la
~lontaña,
precipitándose con espan–
table vocerí .
La nieve -
o
a
c briendo todo; la
f.le-.
blina hace peréler la noción
ele
la rear dad.
Tien1bla
-
gm re,
ólo frente ·
al
Cos-
mos; sacud--e su espírr
el torbellino del
iniedo.
Implora al Apu.
Se ha perdido el carninante en la cima;
la nieve lo ha envuelto amorosa como en
regio tnanto de armiño.
Esta roca de humano perfil es .el osado
andinista. -
LOS PURUR· AUK'AS
Qué tren1endo aprieto sufrían las bues- .
tes del Inka. Los fieros ch'ankas iban
a
arrollarlos: la ciudad sagrada
caería en
sus manos; serían violadas las vírgenes
del Sol.
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