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Trascurrieron inuchos siglos en paz
y
,
.
armon1a.
Nadie intentó pasar la línea de den1ar–
cación. ·Aquello habría equlvalid-0 a que–
brantar el mandato del dios ordenador.
Más, lo.s Kollas pensaron que no era jus–
to
el
reparlo del mundo. No lo presidió--–
creían-el espíritu
de equidad;
puesto
que, éllos, los Kollas, vivían -en tierras
estériles, en - tanto que sus hermanos los
K'
anchis gozaban de la bondad de un sue–
lo fértil, abundante
err
pro9uclos.
Dudaron ·d
l1
1
era el Señor del
UJ11-
verso qui en
Uf~
11a a
ivisión: no hay
padre.--razona on....,..,,-que,
así,
desigual–
mente, trat
c.-a
sus
1
os.
Sostuvie on los K'a chis el sagrado o–
rigen de su dominio sobre las tierras me–
jores;
y ·
la guerra se encendió entre los
pueblos fraternos.
Largos años luchar·on sin decidirse la
victo.ria.
Más que el odio pudo el
amor,
y
un
día el príncipe Kolla presentóse ante el
señor K,anchi a pedirle
a
su hija por rnu–
Jer.
Fué a-ceptado,
y
con gran regocijo ce–
lebráronse las nupcias. Hubo fiesta
po~
muchos días. K'anchis
y
Kollas reviviero1'
la
antigua amistad
fr~ternal.