OLLANTAY
raza hmuana para deducir de él la unidad de origen de los idiomas.
Tratándo e de un acerdote cristiano de uponer e que no había de
contradecir el relato bíblico obre la torre de Babel
y
la confn ión de
lengua subsiguiente. Según este relato, no sería necesario admitir
que Dio , en un momento dado, conftmdió las lenguas o hizo que los
habitante. de la llanura del Senaar olvidaran en un instante u len–
gua para hablar una serie de dialecto o idiomas distintos entre sí,
ino que, en el largo espacio de tiempo que duró la construcción de
la torre, cada familia, o cada grupo de familias, fué corrompiendo
poco a poco el idioma primitivo, ha ta hacerlo derivar en tma serie
f!nn no contada de idioma y dialecto diferente , porque, en sentir
del padre 1\Ios i, cuanto má se van separando lo idioma de su ori–
gen, tanto má imperfectos on: «El hombre
iempre habló, -dice,
-no ólo con la facultad de hablar, sino con un lenguaje p rfecto,
y
tanto más perfecto cuanto más antig·no; no en acto primo, sino en
acto egundo, e
decir, en pleno
u
o del lenguaje de de la creación
del hombre; ... si la naturaleza no le niega la facultad de poder h abla1·,
don tan precio o
y
qne le di tin"'ue de todo lo animal e , él hablará
iempr la leng·ua que exi ta n u familia o población;
y
como toda
la fan: ilia. -
,1e lQ:: se reduzcan a una ola Qabeza del género
bu–
m::tno, en úl i o a
r
¡·
s,
e l1a de
dar
con una lengua que ea madre
ele todas las lengua
>'> (').
En e. te .
ticlo
~r.a
muy
cor~·ienúe
entre lo filó ofo escolá tico la
opinió
(
A
mnb1·e
m{\
abio
el
todo
h~bía
ido el primero,–
Adán, -
porque bahía dudo nombre a todas la
co a ,
y
para nom–
brarla era nece ario conocerlas en su e encia, a fin de que el nombre
corre pondie e a la co a
y
no fue
e
una designación arbitraria, como
o urre en lo
idioma moderno,, en lo que e toma como principio
que
le no
m
ne
jait 1·ien ti
la chose.
na ola e
la lengua madre,- dice-
y
u
raíce
on las mi -
aun la.
m
á
di ver a
y
xtraña ; pero, a
Y
ce
tale raíce
e en ·uentran entre
í combinada de tanta ma·
nera que pueden e capar quizá a la inve tigaeión del má experto
filólogo ». P ara vencer e ta dificultade , recopiló má tarde el
JJiccio–
nario
qu
al fin
e publica en
l pre ente. volumen
n
l qne regi -
tray de cifra la verdadera
raíces de la
palabra d
toda las len-
na -.
P ro
· cuále
on e ta
raíce ? La idea prec
el
a la palabra; la
( 1 )
Tt·atado fisiológico
y
psicológico
de
la formación del lenyowje,
púginn 9.