XX
OLfJAN'l'AY
tico sobl"e el idioma primitivo,
que •precede a su
Diccionario analítico
sintético 1t.niversctl,
al que irve ele introducción.
Faltába1e a l pa,clre Mo si dedicarse a, la cura de almas para no omi–
tir fa e alg-una ele u ministerio apostólico, y desde Rosario volvió
otra vez a Santiag·o donde g-obernó por alg-ún tiempo pobres parro–
quias de ca,mpaña, como las de Copo y Choya, hasta que fué nombra–
do capellán del Ooleo-io de la Esclava del Sagrado Corazón, en la
capital de la provincia.
Había lleg-ado para el ya anciano párroco la. época ele su calvario.
La aureola, que, otras vece , rodeó u nombre y le hizo ser admirado
por genios tan nperiore como Raw on, Vicente Fidel López y Mi–
tre,
había desvanecido, pero en la ob euridad <le u pa,rroquia g-el'–
minaban afectos imperecederos que, al brotar e ·pontáneamente del
corazón de u
felig-rese , de borclában e en himno de alabanza
y
bendiciones que, si ofendían u mode tia, demo traban, en cambio,
cuan merecedor era de er querido el r¡ue,
egún fra e de u morlelo,
Cri to, era todo para todo .
El ejercicio del mini terio parroquial reveló en l padre 11Ios i nue–
va
cualidades,
m~jor
dit'I;:tmo
virtn,cle que,
in modificar ub tan–
cialmeJtte u carácter imprimían n n il;lio mera ia otra moclalicht–
tfu en
s y sugerent
.
<1
que ba ta entonces había
p.
un vJrtuo o sabio, que, ·in
e d dica e pecialmente a per–
a
í
mi mo mediante el ejercí-
Jamá un nece itado fué de p elido por el padre Mo
i
in
oco–
rro; jamá un afligido e
eparó de él
in con uelo. Su bol illo es–
taba siempre abierto para remediar la ele gracia.
:1!11,
en cambio, ja–
má pidió para
í
nada a nadie. Toda
u. obra · fueron impre a a, u
co ta, y aun de alguna como la egtmda edición de la
Teología
?nÍ8-
tica,
di pu o de su producto íntegro para dedicarlo a una obra de
caridad. Aun cuando, ya próximo el
fin
de sus día , ge tionaba que
le publica en u obra inédita , nada pedía para
í; era él quien ba–
cía el ob equio d
libro a lapo teridad
y
aun a ;:,
e lo rehu-
aron.
« Era tan altmi ta -
dice Febo, -
que e le hubie e podido ere r
di cípulo de Federico Ba tiat, cuando bacía profe ión de cierta teo–
ría. ; el lucro e un hurto decía· yo no debo re ervar para mí má
que lo que me e e trictamente indi pen able para la vida cuando
é que otro carecen de pan. >>
.~:To
ra nece ario andar bu cando e -