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DE LA
LENGUA AMERICANAS EN PARTICULAR
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a.utor ó del copista; y cuando pretende deducir una nueva mé–
trica del carácter aglutinativo del idioma, llega en el fondo
á
la
mi.maconclusión qu e no. otros, puesto que lo que demuestra
es que el ritmo griego ó latino no e po ible en Ja lengua que–
chua, cuya acentuación cadenciosa e di tinta..
Markham que procura rohn. tec r
u
pruebas inductiYa
· con otra de carácter deductivo, insi te mucho sobre el te t i–
monio de Garcila o. Empero de lo que el mi ·mo dice se deduce
con evidencia que una composición de la exten ión del
Ollantay
no podfa confiar e á la tra,dición oral,. y que no existe absoluta–
mente te timonio alguno r especto de la, existencia de ninguna
de e te género anterior
á
Ja. conquista..
La prueba bi
tórico-litera.ri as que aduce Markham merecen
• considerar e por su poca meditación y por falta de conoci–
miento que en la materia revelan, al punto de refutarse con las
mismas cita, y autoridade que trae.
Las más antiguas mue tras que
el
Ja, poe
fa
ó
más bien
dicho de la métrica quechua
e tengan, son la que trae Gar–
cilaso en el capítulo 37 de Ja primera parte de , ns
Comentario.~.
Consisten éstas en cuatro verso. de una, anti o·ua canción que ·
cbua que el autor oyó en su niíiez, y repite de memoria.,
y
un os
que el padre Bla.s Va.lera á quien copia, dice
~rnber
encontrado
en los quippo. que le fueron descifrados por « los indios conta–
dore », lo que ya indica su origen fabnlo o, pue
lo quippo
eran simple auxiliares mnemónico de la contabiliclacl.
La cancioncilla de Garcilaso se compone de tetrnsílabo
y
tri Habos alternados, acentuados los primero
en las sílaba;
impares,
y
los segundo en Ja del medio ó sea un verso anfi –
bráquico compuesto por una breve, una larga y una breve.
No es po ible imaginar una versificación más rústica ni pri–
mitiva: es simplemente la materi a, prima de la prosa dividi<la
en sus más elementales cláusulas rítmica.s, sin el adorno ¡.;i–
quiera de la rima, que
egún el mismo Garcila o nunca co-