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II
INDIOS AMIGOS
Encontrándome ciel'to día en una estancia de la zona
hoy dominada onde' fueran antaño los reales de la raza
vencida, un ca
inante nos avisó al pasar que varios in–
dios venían por la senda, en dirección á la casa.
El sol canicular de aquella tierra caía <le plano sobre
la ruta blanca y polvorosa ; la resolana atormentaba
esa atmósfera de incubadora y el viento quemaba
con10 el vaho de un horno. La concuerencia era nume–
rosa; y salimos á espiar : como nada se viese, tornamos
á
nuestros asientos en busca de sombra.
Uno del círculo decia :
- Varios indios andaban merodeando por aquí.
Y otro agregaba : .
-- Han de ser los del cacique José Manuel.
Y
un tercero, tranquilizándonos, comentó :
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