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EL PAIS DE LA SELVA

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bóveda su fronda. El silencio era infinito ; el agua

misma corría sin rumores. Acaso por ello y por la

acústica. del lugar, se oyó vibrante y clara la música

de un zorzal que cantó en la espesura.

Al salir de aquel hoyo, sobre la barranca opuesta, mi

vista contempló una · pradera verde, sembrada acá

y

, allá de pequeños, agrupados árboles.

-

¡

Esto es Culosaca

! -

dijo mi guía. La hondonada

por donde vamos á cruzar es la histórica laguna ; y

más á la izquierda, quedan las huellas, apenas percep–

tibles, del fuerte de lbarra...

Maravillado recorria, hasta donde mis ojos podían

ver, el vasto p;a

eJ

\3:

a desierto. Reaparecían en n1i

mente las histe ria

se ejantes lugares . Este era el

, mismo sitio, fa

·

·ar

ento ces á los salvajes

y

las pumas,

aislado de toda civilización por las breñas , á donde el

caudillo provincial , ha más de medio siglo, confinaba

sus adver sarios . .. Suerte de Rosas neurótico y brutal, -

á quien faltó le hasta la belleza física para realzar su des–

potismo, -

al día siguiente de la Independencia montó

.al gobierno de su pueblo, á la guisa <le potro monto–

nero del cual sólo la muerte pudo apearlo treinta años

después ... Del fortín legendario, ya nada queda sobre la

ti erra ; apenas si un rastro leve marca la línea del antiguo

foso. ·El tiempo ha querido borrar allí piadosamente el

recuerdo de esa

«

tiranía feudal )) condenada por Mitre,

por López, y por la flagelación más acerba todavía

del intolerante Sarmiento.