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V
EL TORO-DIABLO
.aladina una comarca donde el río
abre por entre
e a un brazo de sus aguas, al cual
llaman el Sal ,
é:h1lo
o
aturales del país. El riego fre–
cuente de los baüaclos fertiliza la tierra de sus már–
genes, el bosque medra allí con inás lujuria, y sobre el
marco de los duros ramajes, húmedas lianas tejen la
red silvestre que contribuye á virginizar aquel misterio.
Y dicen las tradiciones del lugar, que sobre esas riberas
y á la so1nbra de su propicio follaje, galopaba, ha n1edio
siglo apenas, un toro, especie de cíbolo inexicano, en
· el cual la fantasía de mi pueblo viera una de las tantas
revelaciones trágicas de Zupay. Tomó su non1bre el
mito del bosque donde apareciera, y sus gentes estre–
mecidas, oyeran largo tiempo el eco de sus bufidos,
sonando como un trueno de las invioladas espesuras.