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r.x..xx -

libre de toda mancha, en el de Ja inmaculada Con–

cepción; porque Dios debió ¡i su propia honra prepa–

rarse una madre en Ja . cual pudiera habitar dignamente

Él que e Ja Santidad infinita. Por esta razón se une

inmediatamente con la invocación "Sancta Dei Genitrix"

la segunda : "S;1ncta Virgo virginum"; pues J\Iaría es

"la Virgen" por eminencia, en el entido de una pn-·

reza suma, como acabamos de decir.

En seguida se ensalza la maternidad divina en diez

invocaciones

y

después la virginidad de María en otra

seis, con la particularidad de

q~e

los seis epítetos

dados

á

Ja Madre de Dios son m¡ís bien pro1iios de

una virgen, y las seis cnalidacles

9110

so atribuyen

á

la Virgen son particulares de una madi·e. Si las Leta–

nías Lauretanas hubieran sido obra de una inspiración

meramente humana, su autor nos hubiera presentado

una madre prudente, venerable

y

potente, ó clemente

y

fiel ;

y

una virgen purísima, castí ima, inviolada etc.

Pero lo contrario hace Ja Igle ia, guiada por el E pí–

ritn Santo

1:

todos los títulos que expresan poder

y

dignidad los atribuye

á

Ja Virgen, y todas las cuali–

dades de pureza

y

amabilidad predica de Ja Madre de

1

La "Civilta ca'ttolica" trató históricamente en varios

artículos sobre las Letanías Lauretanas, pero casi sin ningún

resultado positivo; lo único que consta es que no hay vestigio

ele ellas antes del siglo XII, y que aparecen impresas la

primera vez en e1 año 1576. En el orden en que la tenemos

ahora como oración litúrgica, son probablemente una com–

pilación, y muy buena, formada de varias invocaciones priva–

das, u adas en la anta Casa de Loreto.

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