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CLVI -
Para la instrucción religiosa de éstos dispone el Ilº Conc.
Quit. (decr. II,
18):
"Inter obligationes Parochialinm
Congregationum ituta JJUmerum VII (Congregationis auxi–
liaris) et IX (Matronarum Congregationis) instituendarum
cura prrecipue recensebitur adiuvandi Parochos quoad
Catechismum fidelibus explauandum, iis pr::esertim, qui
in locis a Parochia remotioribus commorentur." - Dire–
mos con íntimo respeto y la cabeza descubierta: H;iy
Se1ioras distinguidas y devotísimas que dedican muchas
horas á actos de devoción. Bueno, muy bueno es orar,
velar, oir la palabra divina, comulgar
:í
menudo, ¿quién
lo duda? Pero es también cierto que no ha dicho de
estas obra el Seiioí· como de las de caridad: 'Ésta
es la suma de la Ley y de los Profeta " (Matth. 7, 12).
La misma preferencia les da el Apóstol : "Toda la Ley
se encierra en este precepto: Amará á tu prójimo como
>i
ti mismo" (Gal. 5,
14).
Y Santiago declara
(1,
27):
"La religión pura y sin mácula delante de Dios Padre
es ésta: visitar ó socorrer
ti
los huérfanos y á las
.viudas eu sus tribulaciones, y preservarse de la corrup–
ción de este siglo." ro entran la obras de devoción
como las de caridad en los motivos ele la sentencia
final: "Venid, benditos de mi Padre . . . Apartaos
de mí, malditos, al fuego eterno" (Matth. 25,
31- 46), ·
según los reveló nuestro Seíior Jcsucri to. En realidad,
no hay devoción ó sea caridad verdadera
y
perfecta
para con Dios" i falta el amor al prójiu;io. 'Tenemos
e te mandamiento de Dios, que quien ama á Dios, ame
también
á
su hermano" (I loan. 4, 21). Para que la
devoción
á
Dios ea perfecta deben agregarse
á
ella