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católica. El buen pastor no espera que venga por sí
misma la oveja descarriada, ino que la bu ca, aunque
de entre ciento fuera una sola la que se perdió.
Recomendamos que para las tres enumeradas clases
de nii'ios se establezcan catequismos, cayo objeto será
enseñarles sólidamente la religión, prepi1rarlos para la
primera confesión y comunión y acostumbrarlos
á
la
frecuentación de los Sacramentos. Se ha de proceder
con e tos nilios de la misma manera que aconsejamo
en cuanto
á
los niños que asi ten
á
las escuelas ordi–
narias ó Doctrina . Estos catequi mos se darán en
lit
iglesia, cada semana, durante una hora, en el día de
vacación,
y
si esto fuera imposible, los domingos ; ma
advertimos que con el catequismo para adultos no se
compensaría la instrucción que se debe dar
<Í
esto
niños. Para la segunda y tercera cla e de tales nitio ,
que podrían unirse en un solo catequismo, adóptese al–
gtín catecismo como libro de texto;
<i
la primera clase
explíquese la Doctrina Cri tiana u na!.
A
los padres
ele familia recuérdese pública (en el púlpito) y privada–
·mente (en visitas de casa) el grnve deber que tienen
según el derecho natural y positivo divino, de procurar
que sus hijos se>u.J iastrnídos ea la religión. "lasi te
con oca ión y in ella reprende, rnega, exhorta con .
toda paciencia y doctrina"
(ll
Tim. 4, 2). ' 'al
á
los
caminos y cercados,
é
impele
á
los que halle
<i
que
vengan, para que e llene
mi
casa" (Luc.
14,
23).
diní: Pero no vendrán y si algunos a isten, no eráa cons–
tante .
Á
e to conte tamos con lo que en ca o emejante
decretó la S. Coagr. del Concilio, bajo Benedicto XI ,