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todo los ni1ios, blancos como indios, vengan
:i
la Misa
los días indicados, pues los mandamientos de la Iglesia
obligan desde el momento que el cri tiano entra en u o
de la razón; y, como lo niiios hacen füci lmente de
adultos lo que hicieron en la uiíiez con mayor raz n
se debe urgir que asistan
á
la Misa lo domingos y
fiestas de guarda. P ara que los indiecitos Yeng:rn
á
·la
Misa en los días festivos y al catequismo en los ordi–
narios, es ventajoso senir e de la autoridad que tienen
los mayorales en la hacienda
y
los alcalde en los
pueblo . En lo últimos aíios han trabaj ado los secta–
rios por ustraer
á
los alcaldes del influjo del cura ;
sin embargo con bondad e puede con eguir todavía
mucho por medio de ello , porque ello mi mo no
quieren separar e de la autoridad ecle
i:I
tica, represen–
tada en el cura.
Que vengan los niños
á
la primera Mi a, según las
circun tancia , y en este caso, hágales rezar la Doctrina
algún ubalterno (el acristán
ó
maestro de capilla),
y
como el cura ha de estar ocupado en confesar etc.,
l~a
eles algo del Yademécum, conforme
:í.
la indicación
del p:írroco. Si lo niiio vienen á la segunda Misa
asistan
;í
la Doctrina de lo adulto .
Hay tre cla ·e de niiio que, en cuanto
:i
la in -.
trucción religio a, se encuentran n peor condición que
los nii1os indio . La prim ra con tituyen lo verdadero
y los pretendi9o cholo . E ta cla e e indefinible; pue
i un indio de angre pura e pone pantal6u, e figura
que ya uo e "natural '
y
no va ya á la Doch'ina ni
manda su hijo
:í
ella porque dice : L a Doch·ina e
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