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CJ,JV -
en su Encíclica "Etsi minime" para toda la Iglesia,
y
aplicaremos los consejos de este sabio Pontífice á la
situación de la Iglesia y sociedad ecuatorianas.
Primero: que los sacerdotes del clero segla1·
y
regular se encarguen de uno que otro catequismo.
¿
Qné
mejor medio hay para ejercer el celo eclesiástico qu.e
el de haeer catequismos? San Pío V llama á esta obra
ele caridad "opus sanctissimum" ; San Carlos Borromeo
dice de ella, que es "cosa divinísima" ; y algo debe de
tener sobre manera bueno y apetecible, cnanclo p er o–
nalm ente la han practieaclo tantos hombre ilustres,
durante todos los siglos de la Iglesia. .Así en los
menos leja.nos de nósotros, enseiiaron la Doctrina Cri -
tia.naá niíios
y
á rudos el canciller Gersón, un Ignacio
ele Loyola, San Fraucisco de Berja, San Franci co Javier,
Roberto Belarmino, P edro Canisio, autor del maravilloso
catecismo que lleva su nombre, César Baronio, an Jo
6
ele Calasanz, San Francisco de Sales, San Juan Bautista
de la Salle, que dejó una prebeuda honorable parn
. instruir
:í
niíios pobres, Fcncl6n, Benedicto
XIV
y otros
que fnern prolijo nombrar, tollos ello muy seíialallos
varones, desde San Vicente F errer hasta Gabriel García
foreno
1 •
En segnndo lugar: que los j6venes levita adquieran
en el Seminario tanto celo y conocimiento del quichua
que en la vacacione cnseücn y expUquen la Doc–
trina :í. los indio , bajo la dirección d!l los e1iores
P:í.rrocos.
) .
1
Véase
M AN P.L
F.
DE B ARRENA,
La Cruzada del Cat.