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una fiesta, pero
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para hablar al corazón sobre ver–
dades religiosas. A veces contestan algunos indios en
espaüol á preguntas- que se les ha puesto en quichua,
para. pa ar por buenos castellanos ; otros no quieren
que se les predique en quichua, porque se figuran que
predicarles en su propio idioma es tratarlos de idiotas.
Á
tales indios orgullosos se debe hacer el bien contra
su voluntad: empezada la plática en quichua, se aco–
modan á ella con agrado. La cuestión de si se usará
del quichua ·6 del espaíiol en los rezos
é
instrucciones
religiosas, la ha de deciclir la lengua en que hablan
los indios, principalmente los niños, entre ell os mis–
mos, y no el modo cómo se expresan en el trato con
los blancos ; si, pues, entre ellos hablan quichua, debe–
mos hacerles las instrucciones religio as
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lengua qui–
chua;
y
si entre ellos hablan castellano, debemos usar
de este idioma.
Á.
pesar de que hemos redactado el Vademécum
principalmente para los indios, puede servir la obrita
también en el ministerio pastoral que se ejerci- para
con las demás clases de nuestra sociedad: las oraciones
para recibir los santos Sacramentos sirven sin que se
las cambie,
y
la explicación de la Doctrina Cristiana
· necesita solamente en algunos pasajes de que se la
acomode
á
las condiciones de las demás clases del
pueblo, pues la substancia de la explicación uo puecle
ser sino la misma para todos.
El predicador que quiere imitar en la evangeliza–
ción al divino Maestro, será ele la opinión del Padre
Gaurn,
Vademácum.
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