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-

C:XXXVllJ -

de devoción. ¿Por qué no abrimos estas miua al

pueblo, explicando los cfü1ticos

y

letanía

?

Por cierto

la gente rezaría estas. oraciones con mucho mayor de–

voción, si penetrara el sentido profundo de ella .

Ya hemos dicho que fuera grandí ima imprudencia ·

dejar las Doctrinas establecidas antes que haya escuela

católicas bien aseguradas,

la

cuales deberían asistir

todos los niños.

Pero hay que ¡ierfecciouar las Doc–

trinas.

Costumbre es que en las haciendas los adultos

recen la Doctrina

y

Las Preguntas do ó tres vece a

la semana,

y

en las parroquias, todo los domingo

después de la Misa parroquial; mas por lo regular lo

indio no dicen todo el texto que el director del rezo

pronuncia, sino que repiten tan sólo la última palabra

de la frase que se acaba de decil"

y

así no aprenden

casi nada. Para remediar este gravísimo defecto hága

é

repetir despacio y cantando ó en voz lenta y clara

1

el texto de la Doctrina, lo cual en efecto se ob erva,

· pero solamente en una que otra hacienda. E verdad

que así se prolonga algo má el rezo y se pierde tal

vez un poco de tiempo para el trabajo · pero el bien

que se consigue de esta manera, merece que se haga

un acrificio mucho mayor.

¡

Ojal:í los hacendados con-·

sagr:uan la cuarta parte del uidado que tienen para

el progre o m:,tterial de su hacienda , al adelantamiento

1

"Paulatim cantando": Conc.

p rO\'.

Roro.

tít.

l .

c.

5;

y

App. instr. I, n. 10.