DE LA HISTORIA CONTEMPORÁN:EA
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fluencia de los medios atmosférico'3 en las condiciones
de existencia de los seres que se desarrollan en dichos
medios, rige igualmente en la naturaleza moral; de
donde se deduce que la reunió11 de los condenados es
uno de los mayores crímenes sociales, y que su aisla–
miento es una experiencia de éxito dudoso. Los con–
denados deben ser entregados á instituciones relígiosas
y
rodeados de prodigios de bondad, ,en lugar de per–
manecer enmedio de los milagros del mal. Para ello se
puede esperar una completa adhesión por parte de la
Iglesia; si en.yía misioneros al corazón de las nacio–
nes salvajes ó bárbaras,
~con
qué alegria no confiaría
" á
sus órdenes religiosas la misión de recibir
á
los sal–
vajes de la civilización para catequizados? Todo cri–
minal es tlieo, á veces sin saberlo él mis,mo. Godofredo
encontró aquellas cinco personas dotadas de las cuali–
dades que le exigían
á
él; todos eran modestos, sin
vanidad, verdaderamente humildes
y
piadosos,
y
sin ninguna de esas pretensiones que constituyen la
devoción,
tomh.odo este palabra en su acepción mala.
Aquellas
virtude~
eran contagiosas, le entraron deseos
de imitar
á
aquellos héroes desconocidos,
y
acabó
por estudiar apasionadamente aquel libro que había
..
empezado por despreciar. En quince días redujo la
vida á la mayor sencillez,
á
lo que es realmente cuando
se la
con~4era
desde el punto de vista llevado adonde
• nos lleva el espíritu religioso. En fin, su curiosidad,
tan mundana al principio
y
excitada por tan vulgares
motivos, se purificó, y si no renunció
á
ella, porque
era difícil que dejase de tener interés por nada que con–
cerniese
á
la señora de la Chanterie, mostró sin que–
rerlo una discreción que no pasó desapercibida para
aquellos hombres en quioBes el espíritu divino babia
desarrollado una inaudita profundidad en las facul–
tades, como les ocurre casi siempre
á
todos los reli-:'
' .giosos. La concentración de las fuerzas morales, sea
cualquiera el medio porque se lleve
á
cabo, centu–
plica su potencia.
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