EL REVERSO
-Este desenlace, mi querido Godofredo, me c'ausó
una profunda emoción. Si el
hembr~
que tanto había
sufrido, si mi amigo perdonó mi injusticia, yo no me
la perdoné nunca.
-¡Ohl exclamó Godofredo.
-Resolví consagrar la parte supérflua de mis ren-
tas, unos diez mil francos anuales, á actos razonados
de caridad, repuso tranquilamente el señor Alain. Por
aquel tiempo encontré á un juez del tribunal de pri–
mera instancia del Sena, llamado Popinot, á ·quien
tuvimos la desgracia de perder hace tres años, el cual .
durante quince años ejerció la más activa caridad en
el barrio Saint-Marcel. Junto con el venerable vicario
de Notre-Dame y con la señora, proyectaron fundar
la obra
á
que nosotros cooperamos, y que, desde
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ha producido secretamente muchos bienes. Esta obra
encontró en la señora de la Chanterie on alma, pues
á decir verdad, ella es el alma de esta empresa. El
vicario supo hacernos más religiosos de lo que éramos
en un principio, demostrándonos la necesidad de ser
virtuosos nosotros mismos para poder inspirar virtud
y para poder predicar con el ejemplo. Cuanto más
hemos caminado por esta vía, más felices nos hemos
considerado. El arrepentimiento que tuve por haber
desconocido el corazón de mi. amigo de la infancia, .
fué lo que me dió la idea de consagrar á los pobres,
por mí mismo, la fortuna que me entregaba, y que yo
acepté sin oposición,
á
pesar de la enorme suma que
me devolvía
á
cambio de la que le había prestado,
porque el destino que iba á darle lo conciliaba todo .
Este relato, hecho sin énfasis y con conmovedora
ingenuidad en el acento, en el gesto y en la mirada,
hubiese inspirado á Godofredo el deseo de entrar
á
formar parte de aquella noble y santa asociación, si
su resolución de hacerlo no hubiese estado ya tomada.
-Conoce usted poco el mundo cuando siente usted
tales escrúpulos por una cosa que seguramente no
mortificaría á ninguna conciencia.