DE LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA
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-Muchas veces el juez logra escaparse antes de
ser cogido, respondió sonriéndose el señor Alain.
La perfecta insensibilidad de la señora de la Chan–
terie al saber la ingratitud inmediata de aquellos
hombres
á
quienes sin duda había dado dinero, sor–
prendió
á
Godofredo, que se puso pensativo.
La comida fué animada por el señor Alain
y
por el
antiguo consejero, pero el militar permaneció grave,
triste y frío; llevaba en su rostro la imborrable huella
de un pesar amargo , de un dolor eterno. La señora
de la Chanterie tenía atenciones iguales para todos.
Godofredo comprendió que le observaba aquella gente,
cuya prudencia igualaba
á
su piedad; su vanidad le
obllgó á imitar su reserva y midió mucho sus pala–
bras.
Este primer día debía ser mucho más animado que
los siguientes. Godofredo, que se vió fuera de todas
las conferencias serias, estuvo obligado, durante al–
gunas ho.ras de la mañana y de la tarde, en que es–
taba solo en su habitación,
á
abrir la IMITACIÓN
DE
jEsUCRISTO, acabando por estudiar este libro como se
estudia un libro cuando no se posee más que uno y
. cuando se le ha tomado el gusto. Ocurre entonces
con el libro como con una mujer cuando se está con
ella en la soledad: del mismo modo que es preciso
• adorar
ú
odiar
á
la mujer, as1 también es necesario
penetrarse del espíritu del autor, ó abandonar la obra
sin haber leido diez líneas.
Pero es imposible que deje de interesar á nadie la
Imitación,
que es al dogma lo
~ue
la acción al pensa-
• miento. El catolicismo vibra en ella, se mueve, se
agita y lucha cuerpo á cuerpo con la vida humana.
Este libro es ua amigo seguro. Habla
á
todas las pa–
siones y á todas las dificultades, hasta á las munda–
nas; resuelve todas las objeciones
y
es más elocuente
que todos los predicadores,
po~que
su voz es la vues–
tra, se eleva en vuestro corazón y penetra por el
alma. Es, en una
pal~_bra,
el Evangelio traducido,