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Z,

MARCAS

merciales. Trabajó en una de las enciclopedias que ha ·

intentado producir la especulación, pero no la ciencia.

Por fin, se fundó un periódico que sólo debía vivir dos

años, pero que buscó

á

Marcas para que lo redactase;

desde entonces, trabó conocimiento con los enemigos

del ministro, pudo entrar á formar parte del partido

que quería la caída del ministerio,

y

una vez que pudo

manejar su pico, el gobierno fué derribado.

El periódico de Marcas había muerto hacía seis me–

ses, no había podido encontrar colocación en ninguna

parte, lo hacían pasar por hombre peligroso

y

la ca–

lumnia hacía presa en él: decíase que acababa de ma–

tar una operación financiera

é

industrial con algunos

artículos

y

con un libelo. Decíase que era órgano de

un banquero que le había pagado espléndidamente

y

de quien sin duda esperaba él grandes favores

á

causa

de su adhesión. Aburrido de los hombres

y

de lasco–

sas, cansado de una lucha de cinco años, Marcas,

considerado más bien como un

condottiere

que como

un gran capitán, anonadado por la necesidad de bus–

carse el pan, lo cual le impedía ganar terreno, con–

vencido de la influencia del dinero sobre el pensa–

miento

y

presa de la más profunda miseria, se babia

retirado á su buhardilla, ganando seis reales diarios,

suma estrictamente necesaria para cubrir sus neceSi–

dades. La meditación parecía haberle rodeado de

desiertos. Leía los periódicos para estar al corriente

de los acontecimientos. También Pozzo de Borgo es–

tuvo así mucho tiempo. Sin duda .Marcas meditaba el

plan de un ataque serio, se acostumbraba al disimulo

y

se acusaba de sus faltas con un silencio pitagórico.

No nos dijo las razones de su conducta.

Es imposible contaros las escenas de alta comedia

que estaban escondidas bajo aquella síntesis algébrica

de su vida: las facciones inútiles hechas al pie de la

fortuna que se le escapaba, las largas per5ecuciones á

través de las malezas parisienses, las correrías del ja–

deante pretendiente, las

tentativa~

hechas por imbéci-