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EL REVERSO

-Un robo de cuatro mil francos, llevado

á

cabo

en casa del doctor Halpersohn.

-(Es posible,

Augusto~

-Abuelo, le he enviado como prenda su taba-

quera de diam¡¡ntes; quería salvar á usted de la infa–

mia de ir

á

la cárcel.

-¡Ah

des~raciadol

(qué has

hecho~

exclamó el

barón. Los diamantes son falsos, pues los buenos los

he vendido yo hace tres años.

El comisario de policía y su ordenanza se miraron

de una manera singular. Aquella mirada, que decía

muchas cosas, fué sorprendida por el barón Bourlac,

que quedó petrificado.

-Señor comisario, repuso el antiguo procurador

general, no tenga usted cuidado, que yo voy ahora

mismo

á

ver al señor procurador del rey; pero puede

usted atestiguar el error en que he mantenido á mi

nieto y á mi hija. Usted debe cumplir

r.on

su deber;

pero en nombre de la humanidad, lleve usted á mi

nieto á una celda de pago. Yo pasaré por la cárcel ...

(Adónde lo llevan

ustedes~

-Pero (es usted en realidad

el

barón

Bourlac~

-¡Eh! ¡caballero!. ..

-Es que el señor procurador del rey, el juez de

instrucción y yo, dudamos que gentes como usted

y

su nieto puedan ser culpables, y, lo mismo que el

doctor, hemos creído que algunos bribones hubiesen

tomado sus nombres.

Después llamó al barón aparte y le dijo:

-(Ha estado usted esta mañana en casa del doctor

Halpersohnr

-Sí.

-(Se presentó allí su nieto media hora después

que usted?

-Caballero, eso no lo sé, porque llego ahora y no

he visto á mi nieto desde ayer.

-Las citaciones que nos ha enseñado y los demás

documentos me lo explican todo, y conozco ya la causa