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EL REVERSO
sea el más aventurado y el más difícil de entender de
todos los comercios parisienses. Don Nicolás le ha–
blará á usted de las dificultades inherentes á la natu–
raleza de los libros. Ya ve usted que somos razonables
y que tenemos la experiencia de todas las miserias y
de todos los comerdos, porque estudiamos
á
París
hace ya mucho tiempo ... Los Mongenod nos ayudan,
ellos son nuestro faro en muchas cosas, y por ellos
sabemos que el Banco de Francia tiene poca con–
fianza en el comercio de librería, pues aunque es uno
de los más hermosos, se hace mal. Respecto á los
tres ó cuatro mil francos para salvar á esa familia de
la indigencia, pues es preciso que ese pobre niño y
su abuelo se alimenten y puedan vestirse convenien–
temente, voy á dárselos á usted en seguida. Existen
sufrimientos, miserias y llagas que aliviamos inme–
diatamente, sin
~itubear
y sin tratar de saber á quién
..
socorremos; religión, honor, carácter, todo nos es
indiferente; pero cuando se trata de prestar el dinero
'
de los pobres para ayudar á la desgracia bajo la forma
de la la industria ó del comercio, ¡ohl entonces bus–
camos garantías con el mismo cuidado que si fué–
ramos usureros. Limite usted, pues, su entusiasmo á
buscarle á ese anciano un librero que sea lo más
honrado posible. Esto es cosa de don Nicolás, que
conoce abogados, profesores y autores de libros de
jurisprudencia, y que seguramente podrá darle á usted
un buen consejo
el
domingo próximo. Esté usted tran–
quilo, pues si es posible, se resolverá esa dificultad.
Sin embargo, acaso sería conveniente que don Nicolás
leyese la obra de ese magistrado. Si eso es posible,
tráigala usted ...
Godofr~do
quedó admirado del buen sentido de
aquella mujer,
á
la que sólo creía animada por el es–
píritu de caridad . Y doblando una rodilla en tierra,
besó una de sus hermosas manos y le dijo:
-(De modo que también es usted la razón de la
empresa?