DE LA
HI~TORIA
CONTEMPORÁNEA
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de su inquilino. (Ha venido usted para hacerle com–
petencia á...
~
Bueno, hombre prevenido vale por c;los,
-¡Alto ahí! exclamó Godofredo poniéndose entre
la Vauthier y la puerta. Vamos á ver, (qUé le dan á
usted por ese
negocio~
-¡Toma! ¡toma! replicó la vieja guiñándole el ojo
á Godofredo, ¡veo que es usted atrozmente maligno!
La portera fué
á
echar el cerrojo á la primera
puerta y v·olvió
á
sentarse delante del fuego en una
silla.
-Palabra de honor, como me llamo Vauthier, que
le tomé
á
usted como un estudiante, hasta que ví
que le daba usted leña al padre Bernard. ¡Ahl ¡es
usted muy cuco! ¡Caramba! ¡qué comediante! ¡Yo le
había tomado á usted por· un
primo!
Vamos á ,·er,
{me promete usted mil francos? Tan Cierto como esta
luz que nos alumbra, que mi viejo Barbet y el señor
Metivier me prometieron quinientos francos por vigi–
larle.
-¡Ellos! ¡quinientos francos! ¡Vamos! exclamó ·
Godofredo. Doscientos
á
lo sumo, y aun esos
prome–
tidos ...
y esa promesa me parece que no la verá us–
ted nunca cumplida. Si me indicase usted el negocio
que van
á
hacer con el señor Bernard, yo le daría
á
usted cuatrocientos francos ... Vamos á ver, (Cómo
está el
negocio~
-Le han dado mil quinientos francos por la obra,
y
el
viejo ha reconocido que les debía mil escudos...
Le han ido dando cien á cien francos . .. arreglándose
de modo' que no salga nunca de la miseria ... Ellos
son los que envían contra él los acreedores, y segu–
ramente que han sido ellos los que enviaron
á
Car–
tier..
Al oir esto, Godofredo, con una mirada llena de
irónica perspicacia que dirigió
á
la Vauthier, le demos..
tró que comprendía el papel que ella desempeñaba en
provecho de su propietario.
Esta frase fué un doble rayo de luz para él, pues