Table of Contents Table of Contents
Previous Page  17 / 298 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 17 / 298 Next Page
Page Background

DE LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA

13

y

bastante talento. para hacerse á sí mismo elegías

llenas de odio

y

de amargura.

Inhábil para luchar contra las cosas, comprendién–

dose con facultades, pero sin voluntad para ponerlas

en acción, convencido de sus defectos, sin fuerza para

emprender una gran cosa y para resistir á los vicips

que había adquirido durante su vida anterior, pro–

ducto de su educación y de su ociosidad, estaba de–

vorado por tres enfermedades, una de las cuales

bastaba para que sintiese repugnancia por la vida

cualquier joven alejado ya de la fe religiosa. Por estas

razones, Godofredo tenía esa cara que tienen tantos

hombres

y

que ha llegado á ser el tipo de la cara pa–

risiense; se ven en ella ambiciones burladas ó muer–

tas, una mezquindad interior, un odio adormecido

por la indolencia de una vida bastante ocupada con

el espectáculo exterior y diario de París, una inape–

tencia que busca excitantes, la queja sin el talento, la

mueca de la fuerza, el veneno de desengaños anterio–

res que mueve á reírse de todas las burlas, á deshon–

rar á todo el que medra , á desconocer los poderes

más necesarios, á regocijarse con sus apuros y á no

mostrarse partidarios de ninguna forma social. Este

mal parisiense es á la conspiración activa y perma–

nente de las gentes de energía lo que la albura á la

savia del árbol: la conserva, la sostiene y la disi–

mula.

Cansado de si mismo , llegó un día en que Godo–

fredo quiso dar un rumbo á su vida al encontrar á

uno de sus compañeros de colegio que había hecho

la tortuga de la fábula de La Fontaine del mismo

modo que él había hecho la liebre. En una de esas

conversaciones provocadas por su reconocimiento en–

tre amigos de colegio, y mantenida paseándose al sol

en el bulevard. de los Italianos, quedó asombrado al

Yer que había logrado sus deseos aquél que, dotado

en apariencia de menos medios

y

menos fortuna que

él, se había puesto á ejecutar por la mañana lo que ha-