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130

EL REVERSO

EPISODIO SEGUNDO

EL

INICIADO -

Lo mismo que el mal, lo sublime tiene su contagio.

De modo que cuando el huésped de la señora de la

Chanterie llevó en aquella vieja

y

silenciosa casa

algunos meses, después de la última conferencia del

bondadoso Alain, que le hizo sentir un profundo

respeto por los casi religiosos con quienes se encontra–

ba, experimentó ese bienestar del alma que proporcio–

nan la vida arreglada, las costumbres sencillas

y

la

armonía de los carácteres de los- que nos rodean. En

cuatro meses, Godofredo, que no oyó ni un grito, ni

una discusión , acabó por confesarse á sí mismo que,

desde la edad de la razón, no recordaba haber gozado,

no de felicidad, sino de tranquilidad tanta. Viendo de

lejos, juzgaba acertadamente al mundo. En fin, el'

deseo que alimentaba hacía ya tres meses de partici–

par de las obras de aquellos misteriosos personajes

se convirtió en pasión, y, ®

nqu.li

no se sea gran

filósofo, cualquiera puede comprender la fuerza que

adquieren las pasiones en la soledad.

Un día, pues, día que pasó á ser solemne por la

omnipotencia del espíritu, después de haberse son–

dado el corazón y de haber consultado sus fuerzas,

Godofredo subió á la habitación del buen Alain, .de

aquel á quien la señora de la Chanterie llamaba su

cordero,

de aquel que le parecía el más tratable y el

menos imponente de todos los habitantes de la casa,