DE LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA
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-{Comprende usted ahora el por qué existen con–
versaciones prohibidas y cosas á las que ni siquiera
se puede hacer alusión? repuso · el anciano. {Com–
prende usted ahora las atenciones que están obligados
á demostrar los habitantes de esta casa á la que nos–
otros consideramos como santa? {Comprende usted
las seducciones que ejerce una mujer sagrada por sus
desgracias, que sabe tantas cosas, á la que todos los
infortunios han enseñado algo, que ha deducido una
máxima de cada adversidad, cuyas virtudes tienen la
doble sarrción de las pruebas más duras y de una
constante práctica, cuya alma vive sin tacha, cuyo
amor de madre no conoció más que dolores, cuyo amor
conyugal sólo saboreó amarguras, á quien la dicha
sólo ha sonreído algunos meses, y á quien el cielo
reserva sin duda alguna palma como premio á su re–
signación y desagravio á sus dolores? {No tiene so–
bre Job la ventaja de no haber murmurado nunca?
No se asombra nunca de ver que su palabra es pode–
rosa, su vejez joven, su alma CO!llunicativa y sus mi–
radas convicentes, porque ha r.t;, ibido poderes ex–
traordinarios para confesar á los que sufren, toda vez
que lo ha sufrido todo. Cualquier dolor palidece al
lado de los suyos.
-¡Es la imagen viva de
la.
caridad, exclamó Godo–
fredo entusiasmado. {Seré yo de los vuestros?
-Es preciso que acepte usted las pruebas, y, ante
todo, ¡CREA
USTED!
exclamó el anciano con amabili–
dad. Cuando tenga usted fe, cuando su corazón y su
inteligencia se hayan penetrado del sentido divino de
la Epístola de San Pablo sobre la caridad, podrá us–
ted participar de nuestras obras.
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