DE LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA
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Godard, estos últimos ausentes y fugitivos, son ó no
culpables de los hechos mencionados en la presente
acta de acusación.
Dado en Caen, en el est1·ado, hoy r Diciembre r8o ...
Firmado:
BARÓN BouRLAC.
Este documento judicial, mucho más breve
é
im–
perioso que las actas de acusación de hoy, tan minu–
ciosas y tan completas en las más insignificantes
circunstan~ias
y detalles de la vida anterior de los
acusados, conmovió profundamente á Godofredo. La
sequedad de esta acta, donde la pluma oficial narraba
con tinta encarnada los principales detalles del pro–
ceso, fué para su imaginación motivo de trabajo. Los
relatos concisos son para algunas almas textos en que
penetran recorriendo sus misteriosas profundidades.
Enmedio de la noche, ayudado por el silencio, por
las tinieblas y ·por la terrible relación que el buen
Alain acababa de hacerle presentir entre este escrito
y
la señora de la Chanteri
Godofredo aplicó todas
las fuerzas de su inteligenci'aá desarrollar este terri–
ble tema.
Evidentemente, este nombre de Lechantre debfa
ser el nombre patronímico de los Chanterie, los cua–
les bajo la República y bajo el Imperio habfan per–
dido sin duda su nombre aristocrático.
Entrevió los lugares en que este drama había tenido
lugar. Las figuras de los cómplices secundarios pa–
saron ante sus ojos. Se dibujó fantásticamente, no al
llamado Rifoel, sino á un caballero del Vissard joven,
casi semejante al Fergus de Walter Sc:ott, en una
p'illabra, al jacobita francés. Desarrolló la novela de
la pasión de uha joven groseramente engañada por la
infamia de un marido (novela entonces á la moda),
enamorada de un joven jefe revolucionado contra el
Emperador, comprometiéndose, como Diana Vernon,
en una conspiración, exaltándose y no deteniéndose
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