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EL REVERSO
{qUé complicidad puede darse más clara
y
más conti–
nua que la suya? Constantemente ayudaron al crimen
y
tuvieron conocimiento de cuanto se hacía para lle–
varlo á cabo. Leveillé viajaba
á
cada instante. La
dama Bryond inventaba
estrat~gema
sobre estrata–
gema,
y
lo arriesgaba todo, hasta su vida, para ase–
gurar la entrada de fondos. Presta su castillo y su
coche
y
conoce el complot desde su origen¡ no pro–
cura encaminar por buen camino al principal jefe,
cuando podía emplear su culpable influencia para im–
pedir el atentado. Complicó en él también
á
su cama–
rera la joven Godard. Leveillé tomó también parte en
la ejecución, puesto que procuró
á
los
b~ndidos
el
hacha que necesitaban.
La mujer de Bourget, Vauthier, los Chaussard,
Pannier, la dama Lechantre, Mallet
y
Ratel, tomaron
parte más ó menos activa en el crimen, lo mismo que
los posaderos Melin, Blnet, Laraviniere
y
Charge–
grain.
Bourget murió durante la instrucción, después de
haber hecho declaraciones que quitan toda duda res–
pecto
á
la parte que tomaron en el crimen Vauthier
y
la dama Bryond¡
y
si procuró atenuar los cargos
que pesan sobre su mujer
y
su sobrino Chaussard,
es fácil adivinar el motivo que le indujo á ello.
Sin embargo, los Chaussard alimentaron á sabien–
das á los bandidos, vieron sus armas, fueron testigos
de todas sus disposiciones
y
dejaron que se apoderasen
del hacha necesaria para romper las cajas, sabiendo el
uso que iba á hacerse de ella. Finalmente, tomaron
y
oc~ltaron
sumas que provenían del robo, y disipa–
ron su mayor parte.
Pannier, antiguo tesorero de los rebeldes, escon–
dió á la dama Bryond, es uno de los cómplices más
peligrosos de este crimen,
y
es indudable que lo cono–
cía desde su origen. En él comienzan ciertas relacio–
nes
desconoc~das,
pero que .la justicia procuró averi–
guar. Es el hombre fiel
á
R ifoel,
y
el depositario de
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