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EL REVERSO
comunicar á Leveillé el éxito de la empresa, citándole
en Mortagne. Leveillé acude.
Vauthier, con cuya fidelidad creían que podían con–
tar, se encarga de ir á ver al tio de Chaussard; llega
á aquella casa, y el anciano le dice que es preciso di–
rigirse
á
sus sobrinos, que habían remitido fuertes
sumas á la dama Bryond. Sin embargo, le dice que
le espere en la carretera, y le da un saco con mil dos–
cientos francos, que Vauthier lleva á la dama Lechan–
tre para su hija.
A instancias de Leveillé, Courceuil vuelve á casa
de Bourget, el cual esta vez le manda ir directa–
mente
á
casa de sus sobrinos. Chaussard el mayor
lleva
á
Vauthier al bosque, le indica un árbol, y éste
encuentra allí enterrado un saco con mil francos. En
úna palabra, que Leveillé, Hiley y Vauthier hacen nue–
vos viajes y van dando cada vez sumas insignificantes
comparadas con la cantidad á que asciende el robo.
La señora Lechantre recibía estas sumas en Mor–
tagne, y habiendo recibido una carta de aviso de su
hija, las transportó
á
Saint-Savin, donde la dama
Bryond estaba de vuelta .
No es este el instante de examinar si la dama Le–
chantre conocía
ó
no con anterioridad el complot.
Basta por el momento observar que esta dama sale
de Mortagne para ir á Saint-Savin la víspera de la
ejecución del crimen, y se lleva consigo á su hija; que
estas damas se encuentran
á
mitad de camino y vuel–
ven á Mortagne; que el dia siguiente el notario, avi–
sado por Hiley, se va de Alencton á Mortagne á casa
de ellas, y las decide á transportar los fondos tan tra–
bajosamente obtenidos de los hermanos Chaussard y
Bourget á una casa de Alencton, de que se tratará en
breve, á la del señor Pannier, negociante.
La dama Lechantre escribe al guarda de Saint–
Savin diciéndole que vaya á buscar
á
ella y
á
su hija
á Mortaghe, para acompañarlas por el atajo hasta
Alencton.