DE LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA
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por el cuarto y hablando de sus complots . Courceuil,
apodado el Confesor, que es el más astuto de todos
aquellos bandidos, se apodera de un hacha, y á las
dos de la mañana salen todos por diferentes puntos.
Los momentos estaban contados, y la ejecución del
crimen estaba fijada para aquel día fatal. Hiley, Cour–
ceuil y Boislaurier dirigen y disponen á su gente.
Hiley se embosca con Minard, Gabot y Bruce á la
derecha del bosque de Chesnay. Boislaurier, Greniere
y Horeau se colocan en el centro. Courceuil, Herbo–
mez y
Liste.uxse extienden por el extremo del bosque .
Todas estas posiciones están indicadas en el plano
geométrico levantado por el ingeniero, y que va unido
al proceso.
-
Entre tanto, el coche, que había salido de Mor–
tagne á eso de la una y media, era conducido por un
tal Rousseau, al que los acontecimientos acusan bas–
tante para que se haya creído necesario su encarcela–
miento. El coche, llevado al paso, debía llegar
á
eso
de las tres al bosque de Chesnay. Un solo gendarme
Jo escoltaba, y
J~mpañaban
tres viajeros. Tenían
que llegar á la hora de almorzar á Donnery.
El cochero, que había ido hasta entonces muy des-.
pacio, al llegar al puente de Chesnay, que está á la
entrada de! bosque de este nombre, arrea los caballos,
llevando el coche con una velocidad sorprendente, y
se precipita por un .camino serpeado que se llama el
camino de Senzey: El coche se pierde de vista , y
el ruido de cascabeles es lo único que indica su direc–
ción;· el gendarme y los jóvenes viajeros apresuran el
paso para unírsele. Se oye un grito y cuatro tiros.
Este grito es el de «¡Alto ahí, pillos!))
El gendarme sale ileso, saca el sable y corre en la
dirección que supone que ha tomado el coche. De
pronto se ve detenido por cuatro hombres armados
que le hacen fuego; su ardor le preserva de las balas,
y se dirige á uno de lós jóvenes que le acompañaban
para decirle que fuera á Chesnay
á
dar el toque de