DE LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA
1O I
tiro
á
los bandidos en una parte deshabitada del cas–
tillo de Saint-Savin, situado
á
algunas leguas de
Mortagne, donde vivía con su madre desde la sepa–
ración de su marido. La dama Bryond cuidó de pre–
parar, ayudada por la joven Godard, su camarera,
todas las cosas necesarias para el albergue
y
alimen–
tación de semejantes huéspedes. Hace llevar á este
intento algunos haces de yerba para que les sirvan de
cama, visita á los bandidos en el asilo que les ha
procurado ~
y
lleva consigo varias veces á Leveillé.
Las provisl'ones
y
los víveres fueron procurados por
Courceuil, que recibía las órdenes de Rifoel y de Bois–
laurier.
L..a expedición principal estaba preparada, y los
bandidos, armados ya, dejan su escondite de Saint–
Savin, operan de noche, esperan el paso de los fondos
de la recuadación, y el país se asombra de sus reite–
radas agresiones.
Es indudable que los atentados cometidos en la
Sartiniere, en Vonay
y
en el castillo de Saint-Savin,
fueron cometidos por esta banda, cuya audacia igua–
laba
á
su maldad, y que supo inspirar tan gran terror
á sus víctimas, que éstas guardaron silencio, que–
dando limitada asi la justicia á meras presunciones .
Al mismo tiempo que ponían contribución á los due-
• ños de bienes nacionales, estos bandidos exploraban
con cuidado el bosque de Chesnay, escogido como
teatro de sus crímenes.
No lejos de
est~
bosque se encuentra la aldea de
Louvigny . En esta aldea tienen una pooada los her–
manos Chaussard, antiguos guardabosques de las
tierras de Troisville, que sirvieron de punto de cita
á los bandidos. Los dos hermanos conodan de ante–
mano el papel que tenían que desempeñar; Courceuil
y Boislaurier les habían hecho algún tiempo antes
declaraciones para reanimar su odio contra nuestro
augusto emperador, anunciándoles que, entre los hués–
pedes que recibirían, habría hombres conocidos suyos,